El itinerario para la Cuaresma
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- Publicado: Lunes, 01 Abril 2019 14:49
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(Por: Mons. Ángel Francisco Simón Piorno).- Estamos ad portas de la Cuaresma, que nos recuerda los 40 días de Cristo en el desierto; y también los 40 años de peregrinación del pueblo de Israel desde Egipto a la tierra prometida
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Comienza el Miércoles de Ceniza y concluye en la mañana del Jueves Santo que inicia el Triduo Pascual.
Dado que la fórmula tradicional en la imposición de la ceniza durante siglos -fue: "eres polvo y al polvo volverás", muchos cristianos piensan que es un momento para recordarnos que somos caducos y que nuestro destino es la muerte.
Sin embargo, la otra fórmula, que ya es habitual, nos invita a la actitud fundamental que debe presidir la vida de los creyentes: "conviértete y cree en el Evangelio". El énfasis pues, se pone en la conversión de vida.
¿Cuál es el itinerario que cada uno de nosotros debería de seguir durante esta cuarentena?
El Evangelio que corresponde a la celebración del Miércoles de Ceniza nos propone un camino: la oración, el ayuno y la limosna. Viviríamos a plenitud este tiempo sagrado, si mantenemos un diálogo permanente con el Padre Celestial y con Jesucristo el Salvador.
El Espíritu Santo se encargará de provocar en nuestro corazón, el doble sentimiento para reconocer la paternidad de Dios, nuestra filiación y también el señorío de Cristo.
En una sociedad que adora el dinero, que busca el confort y la comodidad, deberíamos renunciar a tantas cosas que llenan nuestra vida, pero que no son importantes. Es necesario aprender con el ayuno, la asignatura de la austeridad, sobre todo porque a nuestro alrededor hay hermanos que pasan hambre y carecen de todo. Nuestras mesas atiborradas de alimentos, nos hacen insensibles al clamor de los marginados que como pobres Lázaros, nos piden con las manos tendidas las migajas que nos sobran.
Finalmente, el Señor nos ha recordado que hay mucha más felicidad en dar que en recibir. Rodeados por tantos colectivos sociales que lo pasan muy mal, aprendamos a dar; no de lo que nos sobra, sino de aquello que podríamos utilizar legítimamente, pero que otros lo necesitan. La limosna de la pobre viuda del Evangelio, que dio todo lo que tenía para su supervivencia, debería animarnos a ser mucho más generosos.
La Cuaresma será vivida evangélicamente, si junto al arrepentimiento de nuestros pecados, damos ese plus a Dios y a los demás; mediante la oración, el ayuno y la limosna.